Carta de presentación
Es difícil explicar las primeras sensaciones que he tenido después de tanto tiempo sin poder disfrutar de jugadores como Kevin Durant, Stephen Curry o Victor Oladipo. Más KD que, a pesar de estar año y medio sin tocar cancha, es capaz de machacar el aro con la misma serenidad que estaba acostumbrado.
Aunque, quizás, tenga que dejar las individualidades para otro día y centrar el inicio de esta carta de presentación a la intensa, pero que muy intensa, puesta en escena de unos Brookling Nets que supieron morder en cada una de las defensas a la, más que solitaria, nave nodriza de Golden State Warriors.
Las ansias me pueden cuando pienso que veré los enfrentamientos del equipo de Steve Nash contra los dos de Los Ángeles, los cuales sí tuvieron un encuentro más igualado en la victoria de los Clippers que vieron los triples de Paul George entrar, uno tras otro, en los minutos cruciales, poniendo a los Lakers entre la espada de Kawhi Leonard y la dura pared de la conferencia oeste.
Mirando para otro lado, agradezco la reciente renovación de Rudy Gobert con los Utah Jazz que celebraron dicho contrato elaborando un exquisito juego, y bastante logrado, para derrotar a Portland Trail Blazers. La lucha por entrar en lo más alto de la clasificación del oeste con jugadores como Donovan Mitchell, el croata Bojan Bogdanovic, Mike Conley, Derrick Favors, Joe Ingles o, el ya nombrado pívot francés será un atractivo añadido a la música traída desde Nueva Orleans en los 80's.
Y hablando del pasado de Luisiana, puede que no sea tan descabellado ver también a Zion Williamson y sus Pelicans meterse en playoffs con la ayuda de Brandon Ingram, Eric Bledsoe y un Lonzo Ball más entablado en la dinámica de la competición.
Ahora viajo a Pensilvania con la misión de entender cómo Russel Westbrook, a pesar de volver a cambiar de conjunto, sigue jugando al triple-doble sin esconderse ante adversarios como Ben Simmons o, el enorme, Joel Embiid que se puso al frente de los 76ers para lograr la remontada ante los Wizards en un último cuarto digno para la competición.
No obstante, la máxima tensión se palpó en las determinantes cuatro milésimas que pudimos presenciar en el último suspiro del inolvidable estreno que pone interesante el punto de partida en la conferencia este.
Solo cabe esperar que todos los encuentros terminen de manera similar al enfrentamiento entre Boston y Milwaukee aunque signifique que no veré el momento de despedirme del alterado bombeo que hizo fluir mi corazón en la victoria, por la mínima, de los Celtics tras el errado tiro libre de los Bucks ante los ojos del Garden.
AZP